martes, 16 de abril de 2013

LOS PROYECTOS MANHATTAN #1
















Edición original: The Manhattan Projects 1-5
Guión: Jonathan Hickman
Dibujo: Nick Pitarra
Formato: Rústica, 152 págs. a color


En 1942 el general Leslie Groves da la bienvenida a Joseph Oppenheimer adjudicándole el puesto de responsable civil de Los Proyectos Manhattan. Esta iniciativa no se encarga sólo de la creación de la bomba atómica, en realidad se realizan todo tipo de descubrimientos y creaciones tecnológicas, de la mano de los mejores científicos del planeta: Oppenheimer, Einstein, Feyman, Fermi y Daghlian. Además, después de la rendición de Alemania, se les une el germano y especialista en cohetes, Wernher Von Braun.

Todos ellos son científicos con características muy especiales, en consonancia con las situaciones tan particulares que ocurren en las distintas instalaciones adjuntas a Los Proyectos Manhattan. En primer lugar, sufrirán una invasión por parte de robots samuráis japoneses que llegan a través de un portal abierto por monjes budistas, luego tendrán que hacer frente a una visita extraterrestre, y por último crearan una inteligencia artificial con la mente/alma del fallecido presidente Roosevelt.

Una vez creada la bomba atómica, ésta es utilizada para atacar Hiroshima y Nagasaki, pero no será ésta la creación más importante de Los Proyectos Manhattan. Einstein ha creado un portal interdimensional, a través de él consiguen acabar por completo con una raza alienígena, y parece que esto sólo acaba de empezar.

OPINIÓN

Nos encontramos ante un cómic de ciencia ficción pura y dura. Hikman nos presenta situaciones absolutamente inverosímiles y hasta surrealistas. Pero siguiendo un esquema cinematográfico, el autor aporta tal cantidad de detalles que consigue que todo se vuelva más creíble.

El guionista nos cuenta la historia de manera perfecta. Consiguiendo que el lector tenga una lectura intensa y entretenida, pero no densa, y todo ello pese a la terminología técnica utilizada y las ya mencionadas situaciones increíbles.

En cuanto al dibujo, pese a no gustarme demasiado el estilo de Pitarra, creo que le va como anillo al dedo a este cómic. Ayuda a que el sentimiento de "qué coño está pasando", sea aún más potente.


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